viernes, 25 de abril de 2008

Egipto II

Nota. Que nadie piense que está obligado a leer todo esto. Un proverbio chino dice que la mejor memoria es un poco de tinta, así que lo publico fundamentalmente para no olvidar mi viaje. Si además os sirve, mejor que mejor, pero no quiero que nadie lo lea por compromiso.

Templo funerario de Hatshepsut

A la salida del Valle de los Reyes nos dirigimos hacia el templo funerario de Hatshepsut. Según nuestro guía, sólo hubo dos mujeres faraón a lo largo de la historia: Hatshepsut y Elizabeth Taylor (quiero decir Cleopatra VII)

Sólo pudimos verlo desde lejos, porque nos esperaban Medinat Habu, Luxor y Karnak. Nos dijeron además que está bastante destruido y aunque conozco quien lo ha visto y le gustó, una imagen aérea que he encontrado en un libro lo muestra bastante deteriorado. Si no hay tiempo para todo, recomiendo visitar Medinat Habu.


El templo se construyó en 15 años y se extiende en tres niveles conectados por una rampa en el centro. La historia de Hatshepsut la podéis encontrar aquí si estáis interesados. Yo me limitaré a decir que siendo mujer tuvo que luchar mucho con la corte faraónica, para poder gobernar en lugar de Tutmosis III, que era demasiado joven. La decoración de las paredes del templo nos muestra el origen divino Hatshepsut y su designación como rey por su padre Amón-Re, en un intento de conseguir la ansiada legitimidad.

20 años después de su muerte, Tutmosis III destruyó todas las estatuas que pudo encontrar, así como sus imágenes y cartuchos. La momia de esta reina puede verse en el Museo Egipcio de El Cairo, después de que haya sido recientemente
identificada. Según el libro que estoy leyendo, su tumba fue descubierta por Theodore M. Davis, un abogado americano que estuvo excavando en el Valle de los Reyes y alrededores durante 12 años. Carter, quien descubriría en 1922 la famosa tumba de Tutankhamon, formó parte de su equipo y por lo que he visto en Internet también halló la tumba de Hatshepsut. ¿Quién tiene razón? Tengo que revisar lo que dice mi libro.


Templo de Medinat Habu

Este complejo responde ya a la idea que tenía preconcebida de Egipto, con su monumentalidad y sus relieves (7000 m2 según Wikipedia). Podemos decir que lo anterior fue sólo un aperitivo y que el verdadero viaje comienza aquí. Es el segundo templo en tamaño, después de Karnak.

Consejo para los que quieran ir. Antes de contratar el circuito conviene fijarse en lo que está incluido. Hay muchos templos, como éste, que merecen la pena pero que no se visitan en la mayoría de viajes organizados. Los precios de las entradas tampoco están incluidos en todos los circuitos, por lo que lo más barato no siempre resulta ser así.

Hatshepsut y Tutmosis III construyeron en esta colina un templo a Amón, pero fue Ramsés III quien erigió el que sería el último templo funerario tebano. Durante su reinado se fueron añadiendo numerosas dependencias administrativas, todo ello rodeado por una muralla, de la que destacan las torres que protegían una de las dos entradas. La entrada oeste fue destruida en una de las guerras de Ramsés IX.

En las fotos podemos ver la llamada puerta siria, inspirada en las fortalezas asiáticas.



Como era utilizado en festividades importantes, el templo fue ampliado y convertido en una residencia temporal para el faraón y su familia. Fue centro de la vida económica de Tebas durante siglos.

El primero de los tres pilones tiene 27 de altura y 65 de largo




En el primer patio hay escenas de las batallas mantenidas con los libios. Las estatuas fueron destruidas cuando esta parte del templo se utilizó como una iglesia cristiana.





En la siguiente foto se pueden ver a los escribas contando las manos de los enemigos abatidos.



Este es uno de los templos en los que más pintura pude ver.



El segundo pilón separa los dos primeros patios.












Esta es una de las escenas más famosas, el faraón cazando un toro salvaje.



Podéis encontrar más información sobre el templo aquí y aquí.

domingo, 6 de abril de 2008

Egipto I

¿Qué es lo que nos atrae de la cultura egipcia? Porque somos muchos los enganchados a pirámides, faraones y momias; multitud los que hemos imaginado alguna vez navegar por el Nilo, viendo pasar despaciosamente los templos iluminados por el sol de la tarde. Los cocodrilos, apostados en las orillas completarían el cuadro, dándole un toque salvaje, pero desgraciadamente han desaparecido.

Como la mayoría de vosotros, he sentido esta atracción desde que era pequeño, pero no he tenido tiempo de sentarme tranquilo a leer un par de libros sobre Egipto. Espero hacerlo ahora que aún conservo frescos en la memoria los recuerdos del viaje. La misma Lonely Planet, una de mis guías preferidas, se centra más en la historia del país que otras veces, quizás porque no importa tanto cómo llegar o dónde dormir. Lo que buscas es estar allí y entender lo que estás viendo.

Pienso que atrae lo diferente. La monumentalidad de unos edificios de piedra donde parece haber sólo arena, lo bien preservados que están a pesar del tiempo transcurrido, y la eterna pregunta sobre cómo pudieron erigirlos. Tumbas escondidas que prometen tesoros a los intrépidos, signos ininteligibles que despiertan nuestra imaginación, dioses extraños, mitad persona, mitad animal. La lista es interminable y la conocéis todos.

Yo volé directamente a Luxor, dejando El Cairo para los últimos días. La ventaja es que duermes en el barco desde la primera noche la primera noche, aunque también puede uno comenzar por la capital.

Consejo para los que quieran ir: Recomiendan estar tres horas en el aeropuerto y no sobran muchos minutos, porque los trámites de facturación son un poco más lentos de lo habitual. El visado lo podéis sacar desde España, aunque la agencia os cobrará cerca de 30 euros en vez de los 15 dólares que cuesta en Egipto.

Los Colosos de Memnón


Este coloso de 18 metros de altura y otro gemelo que no aparece en la foto es todo lo que queda del templo funerario de Amenhotep III. Son representaciones del propio rey y el sol de la mañana los ilumina con una luz preciosa.

Un terremoto en el 27 a.C. dañó la estructura, formando una grieta, lo cual dio pie a una leyenda.

Parece ser que con el sol de la mañana el aire del interior del coloso emitía un ruido parecido al llanto. Los griegos pensaron entonces que la estatua representaba a Memnón – un rey de la actual Etiopía, hijo de Eos, diosa de la aurora – que luchó en la guerra de Troya y fue muerto por Aquiles. El ruido, fue identificado como el llanto del hijo al ver a su madre en el amanecer, pero éste dejó de producirse tras la restauración del monumento, llevada a cabo en tiempos de Septimino Severo, en el siglo III d.C.

Para saber más sobre los colosos:
http://www.egiptomania.com/arte/templos/amenhotep3.htm


El Valle de los Reyes
Mi primera decepción, una de las pocas del viaje, quizás porque se ha hablado tanto de él que aquellas colinas peladas no me dijeron mucho. Supongo que esperaba más, pero lo cierto es que salvo algunos relieves, las tumbas están prácticamente vacías. Lo que hubiese de interés fue saqueado o se puede ver en los museos.

La subida se hace con un tren eléctrico, lo cual es de agradecer.



Las tumbas están muy bien indicadas. En total se han excavado 62, aunque no todas son de faraones, y cada una tiene un número asignado según el orden en el que fue descubierta. El hallazgo más reciente sigue siendo el de la famosa tumba de Tutankamón.


El paisaje es desolador y hace tanto calor como parece, a pesar de que aún no son ni las nueve de la mañana.


La entrada a la tumba de Ramsés IX.


Consejo para los que quieran ir: Los propios vigilantes os dirán, a cambio de dinero, cuáles son los mejores sitios para hacer fotos dentro de las tumbas, cosa que está prohibida. Si os descubre la policía se asegurarán de que paséis un par de horas detenidos, con la consiguiente pérdida de tiempo. Es mejor no hacer caso de los vigilantes.
También hay gente que se ofrece dentro de las tumbas a explicaros los relieves. Por supuesto, no lo hacen gratis.


Deir el-Medina
Este yacimiento, llamado también aldea de los trabajadores, se lleva excavando desde principios del siglo XX y se han descubierto más de 70 casas.




La necrópolis guarda celosamente unas cuantas tumbas interesantes. Yo vi dos, la de Inherkau y la de Sennedjem (2). Los colores de sus paredes, mucho mejores que los que podéis ver en estas páginas, me impresionaron profundamente. Como no se podían hacer fotos y no quiero escanear las postales que compré, os he dejado tres enlaces que encontré en Internet.

Sé que os sabe a poco, pero tened paciencia, se trata sólo de las primeras horas de un viaje relativamente largo. Dentro de unos días seguimos con Hatshepsut, la primera mujer faraón, Medinat Habu y Luxor.